EL HOMBRE DEL MALETÍN
Según cuentan testigos ese día llegó muy temprano al estadio un señor alto y fornido todo vestido de gris.
Ingreso sin decir palabras flanqueando cuanta puerta y guardia se le opusiera al paso con solo exhibir desde alto una credencial.
Varios aseguran a verlo visto dirigirse sin pausas al camarín del equipo visitante, solo habría permanecido un breve momento en aquel lugar.
Luego se dirigió a las tribunas principales donde observó con detención el partido.
El equipo foráneo ese día no tenía nada que perder ni ganar jugaba solo por el honor.
Pero corrió, metió y disputó cada balón como si se les fuera la vida en aquello.
Lamentablemente a poco del final no resistieron más y sufrieron el gol de la derrota.
Cuando el partido terminó uno a uno los onces gladiadores cayeron al suelo sin aliento y desconsolados, con lágrimas en los ojos.
Poco entendían inmenso pesar, mientras los comentaristas elogiaban el encomiable amor propio y vergüenza deportiva del equipo perdedor.
Dicen que vieron al señor de gris marchar raudo con un maletín a cuesta sin volver jamás la vista atrás ni volver asistir al estadio del Campeón.
Patricio Ruiz Zapata